El siguiente capítulo después del DUELO


**Escrito por Lic. Mercedes Ayala Machado 


Estás en una relación, pero ya no sientes lo mismo. Esa chispa que un día encendió tu corazón se ha convertido en cenizas, y lo que antes te llenaba de ilusión hoy te pesa en el alma. 

Sin embargo, sigues allí, aferrada a alguien que te ata y consume, vives de recuerdos que solo existen en tu mente. Te encuentras atrapada en un ciclo de costumbre, miedo y nostalgia, mientras intentas mantener viva una relación que, en el fondo, sabes que ya no tiene futuro.

Vivir el duelo dentro de una relación es un proceso complicado, porque significa enfrentarse a la dolorosa realidad de que el amor ya no es lo que era. Te das cuenta de que la persona con la que compartes tu vida ya no te hace feliz, pero te cuesta aceptar que es hora de seguir adelante.

A pesar de las señales claras de que el amor ha cambiado,  sigues aferrada a la idea de que tal vez las cosas puedan volver a ser como antes.

Sin duda la costumbre es un enemigo poderoso de la felicidad. Nos hace sentir seguros  y cómodos, incluso cuando la relación ya no es saludable. 

Aunque nos damos cuenta de que estamos atrapadas en una rutina vacía, parece más fácil seguir adelante que enfrentar el cambio. Llega el momento de que continúas por inercia, porque eso es más cómodo que detenerte a cuestionar si realmente estás donde quieres estar.

El miedo también juega su papel. Miedo a lo que dirán los demás, miedo a estar sola, miedo a aceptar que te equivocaste. Te preguntas qué pensarán tus amigos y familiares si decides poner fin a la relación. Te aterroriza la idea de empezar de nuevo, de enfrentar el mundo sin esa persona a tu lado, aunque sepas en lo más profundo de tu ser que ya no es la compañía que necesitas.

Y luego está la nostalgia, ese terrible sentimiento traicionero que te hace recordar los momentos felices, las risas, las promesas de amor eterno. Te sigues aferrando a esos recuerdos como si fueran un salvavidas, esperando que de alguna manera revivan lo que se ha perdido. Pero esos recuerdos son solo sombras del pasado, y el presente te muestra una realidad muy distinta.

Aceptar que el amor se ha desvanecido es una de los procesos más difíciles. Creías en un amor fuerte, eterno, pero ahora te das cuenta de que no es así. La conexión que pensabas indestructible se ha desgastado con el tiempo, y es hora de admitir que seguir adelante, cada uno por su camino, es la única opción que queda.

Este duelo silencioso solo se vive en soledad, porque aunque aún compartes un espacio con esa persona, ya no compartes un futuro. Este proceso puede durar meses, incluso años, mientras te debates entre lo que fue y lo que es. Pero llega un punto en el que la verdad se impone, y debes tomar la decisión de liberar a ambos del dolor de una relación que ya no tiene sentido.

Puedo afirmar que el duelo de una relación es un proceso doloroso, pero necesario. Es un momento de liberación, una oportunidad para encontrar nuestra propia felicidad y seguir adelante.

No es tan malo, al final el duelo nos permite crecer, aprender y, sobre todo, redescubrirnos. Porque cerrar un capítulo no significa el fin, sino el comienzo de una nueva historia. Una historia donde tú eres la protagonista de tu propia felicidad.

Reflexionar sobre esta realidad es importante tanto para hombres como para mujeres. Porque todos, en algún momento, podemos enfrentar la misma encrucijada: seguir aferrados a una relación que nos duele o tener el valor de soltar y seguir adelante. La decisión no es fácil, pero es esencial para reencontrar nuestra paz y construir un futuro más auténtico y lleno de posibilidades.

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